Esto es muy importante. Pero sin hablar de dietas, prohibiciones y restricciones. Preocúpate sólo de tener buenos hábitos de alimentación, que puedas mantener a lo largo de tu vida y no te supongan un gran esfuerzo. No soy nutricionista, pero los podcast «Comiendo con María» de María Merino, y «Bienestar infinito» de Renata Herrera, me han facilitado una buena relación con la comida. Una buena alimentación se basa, principalmente, en comer frutas y verduras, legumbres y huevos, semillas y frutos secos, un poco de carne, un poco de pescado, y cereales integrales. Bebe agua, evita los alimentos muy procesados, reduce al azúcar, la sal y el alcohol, pero lo más importante escucha tu cuerpo. Para cambiar nuestros hábitos, hemos de cambiar de mentalidad, hasta que aprendamos a comer de una forma saludable, haciéndolo de forma natural, sin tener que acudir a la fuerza de voluntad ni al esfuerzo. Esta alimentación sana es totalmente compatible con comer chocolate, siempre que sea chocolate con alto porcentaje de cacao, con poco azúcar, y en la cantidad adecuada.

Nuestro cuerpo está hecho para moverse, por tanto es importante encontrar cada día, el momento para hacer aquel ejercicio, con el que te sientas a gusto y que se adapte a tus necesidades. Puede ser bailar, correr, hacer yoga, ir en bici…Esto te hará sentir más fuerte y animado. A mí me va especialmente bien, caminar. Incorporar esta actividad en mi rutina diaria ha supuesto un antes y un después en mi vida. No sólo me ayuda a mejorar a nivel físico sino también emocional, porque me sirve para conectar conmigo misma y hacerme muchas preguntas que me han llevado a que ahora esté hablando contigo. Así, empiezo los días con una buena caminata para activarme y luego disfruto de un rico desayuno. El ejercicio no tiene beneficios solamente a nivel físico, sino también cognitivo (nuestra memoria rejuvenece) y molecular (mejora el estado de las mitocondrias).

Te mereces, cada día, encontrar un momento para hacer aquello que más te guste. Debes fomentar tu ración diaria de autocuidado. Puede ser tanto estar en el sofá sin hacer nada, como ir al parque, leer un libro, cocinar tu comida favorita, quedar con amigas, ir a una exposición, ir al cine, escuchar música… Todo esto nos ayudará a reducir nuestro nivel de estrés, que es el culpable de reducir nuestros niveles de endorfinas, y también es importante, la relajación, que puedes conseguir meditando y practicando el mindfulness, y descansando, porque el descanso restablece los niveles de serotonina, que es la hormona de la felicidad. Si no conseguimos estar bien con nosotras mismas, no conseguiremos estar a gusto con nuestro entorno.